> Lo que no se da se pierde” Hasari Pal en La ciudad de la alegría, libro de Dominique Lapierre
Cuando tenía 20 años pensaba que las cosas ocurrían en las empresas. Me gustaba la adrenalina de los negocios y aprender a altas velocidades. Desde Sura, en mi primer empleo, también veía su gran impacto social. Luego, cerca de cumplir los 30, me contagié de una idea poderosa que ahora reconozco incompleta: “Los políticos toman las decisiones más importantes de una sociedad”, le oí decir muchas veces al exalcalde Fajardo. Casi quince años en el sector público me enseñaron la potencia de esa idea, pero también sus limitaciones. Llegando a los 40 años quise hacer un cambio en mi vida y fui a donde Juan Luis Mejía, en ese entonces rector de Eafit. “Quiero buscar un propósito desde el sector privado, me gusta servir, pero no me aguanté en el sector público”. “Yo creo que se necesita una piel muy gruesa para sobrevivir ahí”, me dijo Juan Luis, que sabía bien de qué hablaba como exministro de cultura y exsecretario de educación. “En Interactuar están buscando director”, anunció. Con susto envié mi hoja de vida para un cargo que cambió para siempre mi carrera.
El sector social es imprescindible. Puede realizar con innovación, efectividad y rigor las tareas sociales que al Estado se le dificultan tremendamente. Algo había visto de esto cuando trabajé en lo público. En lo social encontré siempre los mejores aliados. Para dar apenas algunos ejemplos, en cultura estaban Comfenalco y Comfama, Nuestra Gente, los teatros Pablo Tobón Uribe y Metropolitano, los museos de Antioquia y de Arte Moderno, y muchas más que pululan en los barrios de Medellín y municipios de nuestro departamento; Proantioquia y las cámaras en articulación público-privada; FAN, Golondrinas, Carla Cristina, PAN y muchas más en primera infancia; Fraternidad y las universidades privadas en educación; la Berta Martínez y Antioquia Presente en vivienda; la Corporación Región en temas de paz y democracia; Socya en asuntos ambientales y la lista podría alargarse varias páginas. Siempre que había un reto grande, aparecían las fundaciones como las más idóneas para asumirlo y lucirse con excelentes resultados.
Pero en esa época aún creía que el Estado era el centro y que las empresas eran clave solo porque generaban riqueza económica; simplificaba sin comprender el sistema en su conjunto. Más tarde, trabajando en Interactuar y ahora en Comfama, aprendí que importante no es lo mismo que grande.
Es cierto que los presupuestos públicos son inauditos, si algo social ha de escalarse será casi siempre con ayuda de lo público. Pero necesitamos que alguien invente y prototipe, eso no sucede allí. Por ejemplo, pensemos que Buen Comienzo, quizá nuestro programa social más exitoso en los últimos 20 años fue, por décadas, una iniciativa de fundaciones hasta que la Alcaldía de Medellín lo asumió para escalarlo. También, el emprendimiento, previo a RutaN, era territorio de la Cámara de Comercio de Medellín, Interactuar, Créame y Microempresas de Colombia.
Debemos ver la sociedad como un bosque, un sistema donde todo tiene un sentido. Decisiones importantes tomamos todos, la magia del desarrollo y la construcción de riqueza y prosperidad colectiva incluye a empresas, gobiernos y a la amplia gama de formas que adopta la sociedad civil organizada. Como individuo descubrí, de otro lado, que este es el espacio más divertido, estimulante y con mayor retribución para mi espíritu. Ser parte del sector social de Antioquia, con Comfama como plataforma y nodo articulador es una de mis más grandes satisfacciones vitales.
Por esto, aprovechando el aniversario número 40 de seis grandes instituciones: la Fundación Aurelio Llano Posada, Presencia Colombo Suiza, Presentes (antes Antioquia Presente), Interactuar y la Fundación Berta Martínez, quisimos hacer esta revista. Para reconocerlas a ellas, a sus fundadores y líderes. Pero nuestra intención va aún más lejos. Queríamos utilizar el pasado para alentar a quienes están plantándole cara al presente y, sobre todo, para inspirar y proponer caminos de futuro.
Las organizaciones sociales son la mejor incubadora para las soluciones a nuestros mayores desafíos colectivos. Pueden experimentar con mucha más libertad y flexibilidad que los gobiernos y no tienen la presión de dar las utilidades de las empresas privadas. Pero necesitan de nuestra ayuda y compromiso, para eso también hacemos esta edición. Buscamos provocar conversaciones en los espacios sociales, familiares y empresariales. Queremos que, luego de leer la Revista, la gente se pregunte: ¿a qué causa social estamos aportando? ¿cómo podemos sumarnos para dejar una huella más profunda en la vida de los demás? ¿cuáles son las organizaciones que debemos apoyar con recursos y tiempo para ser mejores ciudadanos? ¿O será, tal vez, que hace falta crear nuevas formas de organización, asociarnos con otros que compartan los mismos ideales?
En tiempos de crisis, como la que hace 40 años dio origen a las organizaciones que celebramos en esta edición, es cuando más creativos debemos ser. Ese auge fundacional de los años 80 nos envía un mensaje para el momento actual. En aquella época la crisis económica tenía a muchos sumidos en la desesperanza. ¿Qué hicieron los líderes de esta región? Proponer soluciones, señalar caminos, unirse para crear, soñar en grande. ¿No será lo mismo que nos corresponde hacer ahora?
Acaban de pasar las elecciones y esperamos mucho de los nuevos gobernantes. Pero no esperemos que ninguno nos salve. Aunque el Estado tiene su rol, muy relevante, desde Comfama los invitamos a ejercer con mayor contundencia nuestra libertad y nuestra responsabilidad. Quizá la empresa en la que trabajamos deba realizar una alianza con alguna de las organizaciones sociales que acá mencionamos para expandir su impacto.
Tal vez en nuestra familia podamos donar dinero o invertir tiempo en esa causa que tanto nos mueve. La solidaridad es el complemento perfecto de la libertad. Votar a consciencia y trabajar duro no son suficiente. Colombia y Antioquia nos necesitan de tiempo completo y qué mejor forma de hacerlo que sumándonos, desde nuestro espacio, a una iniciativa social. Al hacerlo, esperamos que así lo sientan al leer estas historias, alimentaremos nuestro lado más puro y solidario, nuestra más amorosa humanidad.
#InnovaciónSocialEs... imprescindible
Las organizaciones sociales son la mejor incubadora para las soluciones a nuestros mayores desafíos colectivos.
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