Viajar mientras se cuida el planeta

Era diciembre de 2008 y junto a otras 20 personas atravesé el río Magdalena. El viaje comenzó caminando hacia la laguna de la Magdalena, luego, practicamos rafting por seis días desde San Agustín, hasta Neiva, Huila, y de ahí en kayak hasta Barranquilla. La travesía duró 40 días. Allí conocí a Laura y a Miguel, otros dos viajeros a los que el río les cambió la vida; ante la grandeza de un ecosistema con una riqueza ambiental y cultural inimaginable, decidimos que nuestro propósito sería trabajar por conservarlo. 

Miguel es ingeniero y administrador; Laura abogada; y, yo me gradué de mercadeo y publicidad. Al llegar del Magdalena, queríamos hacer algo por él pero no sabíamos qué. De hecho, pensamos inicialmente un proyecto para recoger basura y reciclarla, pero no funcionó. Lo que nos unía era nuestro espíritu viajero y pensamos que esa era una posibilidad por explorar en un emprendimiento colectivo que concretamos durante dos años. 

Decidimos dividir esa primera expedición y hacer tramos en menos tiempo con otros viajeros como nosotros. El primer viaje fue en Semana Santa del 2010. Fuimos de Tamalameque, César, hasta Mompox, Bolívar, remando durante siete días. La siguiente fue entre Ambalema, Cundinamarca, y Honda, Tolima. Pero nuestra empresa tenía los días contados, ¡a nadie le interesaba remar un río tan imponente como el Magdalena! Intentamos con el río Meta, pero la práctica del kayak es aún incipiente en el país y estábamos ofreciendo un servicio que a nadie interesaba. Nos sentíamos condenados al fracaso. 

Como no queríamos abandonar la idea de Awake, descubrimos que a lo largo de nuestra vida habíamos conocido personas de varias partes de Colombia y con esto nos volcamos a los viajes tradicionales, conformando una red de anfitriones locales que pudieran recibir a nuestros viajeros. Pero teníamos un desafío: para ese momento solo vendíamos experiencias turísticas a personas conocidas. Estábamos entre 2013 y 2014 y, por cuenta del conflicto armado, la gente aún sentía miedo de salir a explorar el país. 

Necesitábamos un impulso para volverlo a intentar. Llegó por parte de nuestros guías y operadores. Ellos nos inspiraron al abandonar todas las actividades extractivas, el turismo se convirtió en una herramienta poderosa en territorios en los que las fuentes de ingreso antes eran tumbar bosques para ganadería extensiva, siembra de cultivos de uso ilícito y cacería de fauna para su venta de carne. 

En el 2017, nos postulamos a una convocatoria de booking.com y fuimos el único modelo de negocio sostenible de Latinoamérica seleccionado, además de ser una gran universidad para nuestro negocio, pudimos invertir en tecnología y en nuestros anfitriones. Todo eso derivó en un proyecto piloto junto con la Embajada Británica y con la Universidad del Rosario, en el que medimos el impacto de Awake en los territorios y, además de que aumentamos empleos, descubrimos que, donde operábamos, las alertas de deforestación se redujeron a cero. 

Awake trascendió los viajes. Creamos AwakeU, un e-learning para que los anfitriones fortalezcan sus negocios, reconozcan la biodiversidad de sus territorios, se apropien de ella y tengan herramientas para protegerla, monitorearla, conservarla y regenerarla. Ahora buscamos mecanismos para financiar la conservación y continuar nuestro propósito superior: regenerar y, así, proteger nuestra biodiversidad. 

La búsqueda por regenerar no para, visualiza este documental en el que podrás conocer otra de las líneas de trabajo de Awake.