En lugar de verse obligados a quedarse sin agua, los vecinos de La Almería la autogestionan para conservarla siempre. Esta es la historia una comunidad donde más de mil personas cuidan un recurso vital y mitigan el cambio climático desde su vereda.
Los hijos y nietos de Maruja Castro se bañan y lavan los platos con el agua que sale de la llave. Para ellos hace parte de lo que es «natural»; sin embargo, para Maruja, esto es una conquista diaria. Hace más de 30 años, cuando la comunidad necesitaba agua potable, las familias se reunieron y construyeron su propio acueducto comunitario, una iniciativa popular que se extendió por la ruralidad colombiana desde 1991.
Omar Londoño, actual presidente de la Asociación de Usuarios del Acueducto cuenta que, ante la llegada de nuevas familias durante los últimos años y las sequías temporales por el cambio climático, se presentaron nuevos desafíos a la hora de tener agua en las casas.
El aumento y la duración de las temporadas de calor afectan el nacimiento de agua del que depende el acueducto veredal. La presión de este líquido en esas temporadas, baja de 3 litros por segundo a 2 litros por segundo, según explica Omar, lo que ocasiona que las personas de los lugares más altos se queden sin agua.
En diferentes reuniones de la Asociación de Usuarios del Acueducto conversaron alrededor del problema para encontrar soluciones y lo primero que hicieron fue determinar que, durante la temporada de calor, se suspendería el agua durante tres horas al día.
A esta medida restrictiva le sumaron otra más preventiva: cada familia, especialmente en las zonas altas, podría instalar un tanque elevado para almacenar agua. Esta solución que parece tan sencilla permite ver cuánta agua le queda, cuánta gastó y, así, autogestionar su consumo en «tiempo real».
Maruja, fue una de las que instaló un tanque en su casa y ahora nunca se da cuenta cuando se va el agua porque la del tanque la administra muy bien. Ese tanque de mil litros en la parte alta de su casa, le recuerda que el agua no nace en la llave, que llega hasta allí después de un larguísimo proceso, gracias a los bosques y la vegetación.
Con capacitaciones y charlas, esta comunidad ha comprendido paulatinamente su papel frente al uso adecuado de los recursos naturales y que una gestión sostenible del agua les puede ayudar a adaptarse mejor a las temporadas de calor extremo. Por eso, además de los tanques, el fontanero del acueducto promueve familia por familia, la recolección de aguas lluvias y de las aguas que pueden servir para trapear, regar cultivos y hacer aseo.
Omar, Maruja y sus vecinos hacen parte de quienes descubrieron que un mejor consumo del agua les permitirá seguir gozando de lo que muchos dan por sentado. «Con esta iniciativa queremos llevar un mensaje de conciencia del cuidado a otros acueductos comunitarios, así sabremos que entre más podamos ayudarle al planeta, mejor será para todos», dice Omar.
Si quisieras replicar esta solución en tu comunidad, podrías:
Reunirte con la comunidad para hablar sobre la gestión del agua.
Buscar asesoramiento legal para conformar una junta del acueducto.
Establecer en conjunto parámetros para la construcción.
Identificar uno o varios nacimientos de agua para la extracción.
Gestionar los permisos legales del terreno de donde se sacará el agua.
Determinar: parámetros de uso del agua, tarifas y porcentajes de uso. G. Instalar medidores o contadores en cada vivienda.
Identificar entre todos medidas para los momentos de racionamiento de agua.
Dar alternativas de financiamiento para que todos los usuarios accedan al servicio de manera eficiente.
#SanarElPlaneta para conservar sus recursos
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