Cinco kilómetros y medio. Ese era el trayecto que recorría Carlos Tobón cada día. Avenida Jardín, ciclorruta del primer parque de Laureles, Bolivariana, Conquistadores, la 65, derecho hasta la Nacional. Y desde allí, pedaleando con cautela por la calle, hasta llegar a la U. de A.
En el 2001, a sus 15 años, se fue hasta la Costa con un grupo de amigos del colegio. Un itinerario común para los viajeros; sin embargo, él lo hizo montando en bicicleta y en una jornada que tardó cinco días de ida y siete de regreso.
Él no es un deportista, ha sido más bien un gomoso de la bicicleta: “Soy una persona engomada con la bici, que disfruta montando, y en estos momentos es la única alternativa que tengo para ejercitarme”. Además, este medio es ideal para su trabajo como fotógrafo, pues le gusta parar cada que lo necesite para interactuar y retratar a las personas.
Desde que empezó a utilizar la bici como su transporte habitual ha visto muchos cambios: “Hay más ciclorrutas, uno puede ir hasta el Centro, al Occidente, gran parte del Sur”; pero el gran mito, según él, “es que uno va a salir a la calle y todo el mundo se le va a tirar encima, y eso hay cómo manejarlo”.
El Plan Maestro Metropolitano de la Bicicleta del Valle de Aburrá quiere que para el año 2030 el 10% de los viajes totales sea en bicicleta. Sistema de Bicicletas Públicas, Encicla.
Pese a que la infraestructura cada vez es más apta para el uso de las bicicletas en la movilidad urbana, no es suficiente si no hay cultura. Carlos afirma: “Sí, es entretenido, y sí, es divertido, pero no es un paseo, no es como montar en el campo porque toca soportar tacos y hay que estar alerta”.
Carros, buses, taxis, motos, bicicletas y particulares, todos interactúan en unas vías cada vez más colapsadas. En esas condiciones, el respeto mutuo y la prudencia se convierten en las premisas, pues en las diferentes travesías de la ciudad hay espacio para todos y, también, porque la movilidad sostenible llegó para quedarse.
(Lee también: Medellín, una ciudad para los de aquí y los de allá).
Sabías que
Comfama y la Fundación Haciendo Equipo, mediante el proyecto Mi Bici Postobón, articularon esfuerzos para fortalecer la educación básica y media en el sector rural, con el fin de disminuir la deserción escolar en las Instituciones Educativas Rurales.
Para ello, Comfama, junto con la Fundación Haciendo Equipo, entregará un kit para el estudio, que incluye 1.200 bicicletas para los hijos de los afiliados de las categorías A y B, como beneficiarios del subsidio familiar. Son familias que viven en veredas alejadas de los centros educativos rurales.
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