No solo del voto vive la democracia. Orlando encontró en la Veeduría ciudadana una herramienta para influir en las decisiones políticas de su municipio acerca de las personas con distintas discapacidades.
Veinte votos le faltaron a Orlando Cano, líder social, ambientalista y futuro politólogo, para ser elegido como uno de los concejales de Salgar, Antioquia. Creía que esa era su única oportunidad para solucionar sus problemas en el municipio, un lugar que todavía no está adecuado para personas con alguna discapacidad.
Esa frustración se sumó dificultades lastimosamente comunes para otras personas como él: no poder hacer cosas que otros consideran «normales» como recorrer el pueblo, transportarse en un vehículo o hacer trámites. Es más, algunas veces era complejo acceder al segundo piso del Palacio municipal para una persona con discapacidad.
Orlando no estaba solo, de hecho, representaba a un grupo de personas, esas mismas que luego de la derrota le preguntaban: ¿ahora qué?, ¿cómo vamos a hacer para que nos pongan atención?
El Concejo era una más de las vías que ya habían explorado además de la emisora y el canal comunitario, por ejemplo. Llevaba cinco años en lo mismo y hasta entonces solo le quedaban pérdidas de tiempo, energía y ánimo.
Pero no puede ser lo único para hacer, seguro hay más herramientas para influir en lo que pasa en mi pueblo, decía. Aprovechó esa curiosidad que siempre había tenido por la política y empezó a investigar.
Así supo cómo conformar espacios legales para hacer control político. Incluso buscó a Conciudadanía, una organización social, con el objetivo de comprender mejor el rol de las veedurías, un mecanismo que, intuía, podría ser el camino que lo llevaría a lograr mejores resultados.
Se dio cuenta entonces de que una veeduría le permitiría tener una comunicación más directa con las entidades públicas y compartir los resultados de esas conversaciones con toda la población.
El primer paso lo dio con José Ramírez, un amigo. Con ellos dos, nació la primera veeduría para población con discapacidad de Salgar. Empezaron a confrontar a la administración pública y a hacer seguimiento a su gestión mediante derechos de petición y acciones de tutela.
Sin pretenderlo, se dieron cuenta de que además tenían la oportunidad de educar a otros, mantenerse informados y cuestionar el poder entre todos. Hacer que las cosas sucedieran.
Desde 2020, han realizado un seguimiento al Plan de Desarrollo y qué se contempla allí para la población con discapacidad, incluso planean conformar un colectivo subregional de personas con discapacidad en el que la pedagogía y los mecanismos de control social sean aprovechados por todos.
Un lugar para cuidar la democracia
Una Veeduría ciudadana es un espacio de representación y participación ciudadana que cuestiona y vigila la gestión de autoridades y entidades públicas en la ejecución de contratos, proyectos o programas, según ley 850 de 2003.
¿Cómo cuidar la democracia?
#VotarEsCuidar la democracia después de votar
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