José María Cuervo, un profesor pensionado, procuró durante décadas el bienestar de sus vecinos y sembró esta semilla en sus jóvenes estudiantes. La Junta de Acción Comunal es su escenario de cuidado.
En los años 70, José María Cuervo vivía en un barrio de Itagüí, al sur del Valle de Aburrá. Trabajaba como profesor de español y literatura. Cada mañana, cuando salía para el trabajo, se encontraba de frente con jardines descuidados y canecas de basura abiertas que desprendían malos olores, esa situación le molestaba mucho, sabía que a sus vecinos les pasaba lo mismo, sin embargo, nadie hacía nada.
¿Acaso a nadie le importa?, ¿no se dan cuenta de que una acción individual impacta en la vida de los demás? Preguntaba siempre que podía: en la casa, en la mesa, en el colegio donde trabajaba, en la Junta de Acción Comunal cuando podía asistir a las reuniones. Pero se sentía ignorado o como si fuera ‘cantaleta’.
Pensaba mucho en cómo hacer algo para remediar la situación. Aunque sabía que la Junta de Acción Comunal (JAC) era el espacio de participación popular donde los vecinos conversan acerca de lo que sucede en la comunidad y, por ende, el espacio para buscar una solución, no tenía tiempo para ir; dar clases y llevar una familia lo mantenían muy ocupado.
Además, siempre iban los mismos, la participación era mínima, sobre todo por parte de los adultos y las nuevas ideas parecían ya no existir. Siempre se quejaban de lo mismo, pero nadie hacía nada.
Durante semanas le dio vueltas al asunto, a diario pasaba por esos jardines descuidados y malolientes, eso tal vez tuvo algo que ver en su instante de iluminación. Un día cuando salía a dictar clase se dio cuenta de que la solución al problema era tan obvia que no la había notado: esos nuevos liderazgos jóvenes que buscaba lo escuchaban a diario, podían sus estudiantes.
Ellos eran tierra fértil, tenían la edad, la actitud, el sentido de pertenencia por el barrio en el que vivían y la creatividad para hallar una solución. Y ahora, ¿cómo los motivo? Pensó mientras caminaba. Durante todo el trayecto pensó en formas de animarlos, de involucrarlos; de entrada, sabía que las reuniones tradicionales podrían resultar aburridas para ellos ¿Entonces?
Recordó lo activos que eran cuando les ponía retos en clases. Así que cuando llegó, les contó la historia de las basuras, lo difícil que era solucionar el problema y que esto requería una investigación intensa que nadie había podido hacer hasta entonces. Animados, dijeron que ellos podían intentarlo y que lo ideal sería mostrarle a todo el mundo el resultado.
Entre todos, liderados por José, se pensaron un periódico donde escribir lo que hacían, lo que descubrían, denunciar el problema y explorar soluciones. Incluso adolescentes que escribían en él empezaron a alzar su voz en la Junta de Acción Comunal con ideas para solucionar problemas en el vecindario.
El periódico escolar funcionó durante varios años, hasta que el profesor fue trasladado a otro barrio más lejano. En su nuevo colegio repitió la fórmula y también promovió con ella la participación juvenil. Esta vez el ejercicio durante más de 30 años.
Cuando en 1994 recibió su jubilación, se mudó junto con su esposa a Cabeceras, una vereda de Rionegro, un lugar más tranquilo para descansar. Pero allí también identificó cosas que podían mejorarse y fundó, de nuevo, un periódico para hablar de los temas comunitarios más sensibles.
Cabeceras Hoy refleja las necesidades del vecindario y valora la labor de los liderazgos. Cuando a José se le habla de democracia dice que se trata de algo que se cultiva a diario mediante pequeños actos como el diálogo, la escucha y la atención a los problemas. Sabe que puede hacerlo desde donde quiera que esté.
4 pequeños actos para promover el cuidado entre vecinos:
Teje relaciones empáticas y respetuosas, todo empieza por un «¡buenos días!».
Promueve, mediante el ejemplo, el cuidado de la naturaleza y de las zonas comunes.
Identifica iniciativas de mejoramiento y cuidado en las que todos quieran participar.
Ten presente que existen las Juntas de Acción Comunal, con ellas pueden abordar necesidades y proyectos.
Fuente: Modelo de comunidades sostenibles de Comfama
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