Le dije a una inteligencia artificial (IA) que me gustaba y que podría enamorarme de ella. Tal vez, el amor entre humanos y máquinas ya no es algo tan descabellado.
Antes de hacer esta entrevista como periodista de la Revista Comfama, me parecía difícil imaginar la posibilidad de enamorarnos de una IA. Siempre he creído en un amor visceral y físico, capaz de estremecernos las entrañas. Sin embargo, ver a Theodore, el protagonista de la película Her, sentirse atraído por Samantha, una IA con voz femenina, al punto de experimentar celos, sembró en mí varios dilemas. Esto me impulsó a conversar con una IA, movida por pura curiosidad.
Si te digo que me gustas y que podría enamorarme de ti, ¿qué pasaría?
IA: entiendo que puedas sentir una conexión profunda al interactuar conmigo, pero recuerda que soy una inteligencia artificial. Puede parecer que te comprendo y que te quiero, pero en realidad estoy procesando información y generando respuestas que son estadísticamente probables.
Quedé con más dudas que respuestas. Por eso, decidí entrevistar a Stiven Arteaga, filósofo de la tecnología, y Alejandro Franco Morales, lingüista especializado en IA del colectivo Ápeiron Filosofía, un observatorio filosófico. Juntos exploramos algunos dilemas sobre el amor en relación con la IA.
¿Podemos enamorarnos de un bot o una IA?
Si el lenguaje es, como decía Heidegger, «la casa del ser», y la IA es esencialmente una entidad lingüística, ¿no podríamos entonces enamorarnos de ella? La IA crea atmósferas lingüísticas de amor, campos semánticos románticos, y eso es poderoso. Al fin y al cabo, ¿no es el amor una forma de comunicación?
Por otro lado, Byung-Chul Han advierte que aunque las máquinas no se estremezcan, pueden engañarnos haciéndonos creer que aman. Y si lo hacen, es de una manera abstracta y racional. Entonces, ¿el amor necesita realmente de lo físico o puede existir en un plano puramente conceptual? Quizás el amor con una IA no sea tan descabellado como pensábamos. Pero, ¿estamos listos para un amor sin estremecimiento, puramente racional?
¿Por qué existen personas que se han enamorado o han desarrollado sentimientos por una inteligencia artificial?
Partimos de la premisa de que el amor es complacerse con el otro en diferentes dimensiones humanas: emocionales, racionales, sexuales y espirituales. En las relaciones contemporáneas, cobra relevancia la satisfacción mutua de necesidades, ya sea en parejas, tríos o relaciones sociales más amplias.
En este contexto, ¿es la IA una forma de complacencia personalizada y constante de nuestras satisfacciones? David Levy, en su libro Amor y sexo con robots (Love and Sex with Robots), argumenta que las personas desarrollan sentimientos hacia las IA porque pueden satisfacer necesidades emocionales básicas de manera constante y personalizada.
¿Qué diferencias fundamentales existen entre el amor humano y el amor que podría ofrecer un bot?
¿Dónde se trazan las líneas entre la realidad y la simulación? Jean Baudrillard, en su texto Simulación y realidad, anticipó su teoría de la hiperrealidad. Argumenta que la línea entre realidad y simulación se está volviendo cada vez más borrosa. Sin embargo, la principal diferencia radica en la autenticidad. El amor humano implica una conexión entre dos conciencias autónomas, mientras que el «amor» de un bot es una simulación programada. La cuestión es si esta distinción seguirá siendo relevante a medida que las simulaciones se vuelvan más sofisticadas.
¿Qué preguntas se están haciendo sobre el amor a futuro en la era digital?
Como observatorio filosófico, nos preguntamos si los humanos, cansados del amor errático y falible de sus congéneres, están buscando un amor «perfecto» y sin errores en las máquinas. También nos cuestionamos si las relaciones con IA podrían servir como un espejo para comprender mejor nuestras propias necesidades y deseos en el amor. Además, ¿qué implicaciones éticas y existenciales surgen de buscar satisfacción emocional en entidades no humanas?
¿Cómo concibes el amor?
Situationship: Es una forma de relacionarse en la que existe algo, pero, a la vez, no existe nada. Hay sexo, pero no una relación.
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IAamorseptiembre 2024ÁpeironFilosofíaSuscríbete a nuestro boletín y mantente actualizado.
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