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En los próximos 40 años, el objetivo de Filarmed es que la música sinfónica llegue a todas partes.

Ana María Rojas es maestra de viola de niños y jóvenes que sueñan con ser parte de una orquesta filarmónica. A su comuna, como a otras, la música clásica y sinfónica llegó con la Red de Escuelas de Medellín y Filarmed. Por eso, mientras suena Maluma, Ovy on the drums, Karol G y el dembow que llega de Puerto Rico, también puede sonar la viola que interpreta Shostakovich.

Así como Ana, la mayoría de los músicos que hoy le enseñan a otros y que integran la Orquesta Filarmónica de Medellín, se formaron en los barrios de la ciudad. Y, tanto ella, como Filarmed sueñan y trabajan para que la música sinfónica sea accesible para todos, que no se piense que solo «es para los ricos» y que cualquier persona pueda interesarse en ella.

Para lograrlo, trabajan para el futuro. Ana con las clases que da a las niñas, los niños y jóvenes, y Filarmed con el entramado de alianzas que teje con otros actores clave, públicos y privados, con los que espera llegar a los lugares donde todavía no suenan estas melodías.

«Nos hemos dado cuenta del poder de trabajar con otros. Si nos dedicamos a hacer proyectos conjuntos, estos pueden tener un impacto muchísimo mayor», dice María Catalina Prieto, directora de Filarmed, organización social que cumplió 40 años tocando la vida de las personas que la escuchan.

Entre la red de aliados que construye y cobija con sus notas musicales Filarmed, se encuentran: organizaciones culturales, comunitarias, medios de comunicación, universidades, colegios, empresas y líderes religiosos de las comunidades.

Hoy, con el patrocinio de las empresas, van de barrio en barrio con sus sinfonías. «Todos pueden ser aliados en esta misión y mientras más gente se sensibilice, más exponencial es el crecimiento», dice María Catalina.

Tanto ella como Ana imaginan que en el 2063 la música en Medellín suene sin prejuicios sociales y sin distinción de territorio; que en los próximos 40 años la población carcelaria, población con discapacidades, víctimas y excombatientes, entre muchas otras que históricamente no han tenido este acceso, puedan sentirla como propia.

Saben, de sobra, que el futuro se construye con las notas del presente y que, para que sea poderoso es fundamental hacerlo en compañía.

Organizaciones como Filarmed y la Red de Escuelas de Música de Medellín llegan a comunas de la ciudad donde acercan a los niños, las niñas y jóvenes a la música sinfónica, para promover la garantía de sus derechos culturales.

¿Qué iniciativas propones para que niños y jóvenes de tu barrio imaginen un futuro distinto? 

#InnovaciónSocialEs… seguir transformando vidas con música y el arte

Etiquetas:

FilarmedRed de Escuelas de MúsicaSinfónicaAna RojasMúsica
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