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Isabel Cadavid nació en Medellín, pero pasó su niñez observando cuidadosamente los bosques de Fredonia en el suroeste de Antioquia. Imitando sus formas emprendió un cultivo circular que cosecha alimentos y nuevas conversaciones sobre la tierra y el futuro. 

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Huelo el suelo húmedo, sano y vivo. La neblina llega hasta los árboles medianos y hace que el saludo del sol sea más gentil para aves, insectos y anfibios que despiertan cantando. Esta orquesta habita en un cultivo circular del que brota la vida. Se trata de un lugar en la vereda El Mango, en Fredonia.   

Nací en Medellín, pero desde pequeña he estado conectada con la ruralidad gracias a la finca familiar en la que mi papá cultiva café, la misma que he recibido para crear un mandala de árboles, arbustos, flores, granos, plantas medicinales, vegetales y frutas. Mi cultivo está inspirado en principios ecológicos, diseñado no para la homogeneidad sino para la abundancia y diversidad.

 Sobre ausencia y escasez 

Sobre ausencia y escasez

De niña me preguntaba ¿por qué hay que mercar para ir a la finca si de la tierra sale la comida y todo lo que necesitamos? Y de joven, cuando empecé a tomar decisiones frente a mi alimentación y elegí no consumir proteína animal, descubrí que los granos y los vegetales en la ciudad estaban lejos de ser orgánicos y diversos. Tuve, incluso, problemas de salud. Mis búsquedas personales y mi propio cuerpo me pidieron regresar al campo. 

Me formé como bióloga, pero me di cuenta de que no me interesaba entender el detalle de cada especie, sentía que quería entender el todo. Así que cambié el rumbo de mi vida y estudié ecología con énfasis en agroecología; así pude comprender mejor los ecosistemas y entenderme como parte de estos. Me dedico a la agricultura desde hace nueve años. 

Sobre desarrollo rural 

Sobre desarrollo rural 

Desde entonces, me di cuenta de que la única manera en la que podía decir con certeza que la agroecología era viable para la vida y que la regeneración era la posibilidad que teníamos para alimentarnos y conservar los recursos naturales, era llevarla a la realidad. 

Puse a prueba la teoría de los libros y materialicé mi sueño de un mundo más justo con otros seres y con la vida misma, hace nueve años sembré mi primera huerta en Fredonia. Cilantro, habichuela y berenjenas dieron cosecha; los árboles frutales que sembré desde semilla crecían sanos. La respuesta de la naturaleza fue generosa. En cuestión de unos meses, el huerto daba mucho más de lo que mi familia y yo necesitábamos para abastecernos. 

 

Imagen diversidad

De ahí surgió la idea de compartir los excedentes con otras personas y expandir el cultivo, pero, antes, al observar un bosque vecino descubrí que la naturaleza no tenía líneas rectas, que era diversa, cíclica y con expansión circular. Cada árbol soltaba sus semillas al suelo para que, a su alrededor, crecieran las nuevas plántulas. Todo el bosque era un mandala. 

Imitando esa maestría natural, fundé Agromandala, un bosque comestible que, a diferencia de las producciones agrícolas lineales y los monocultivos, es también tránsito y hogar para fauna (que indica la salud de los ecosistemas), paisaje exuberante y lugar de cosecha, no solo de alimentos diversos, sino de la manifestación amplia y profunda de la regeneración. La propuesta circular va más allá de la magia del campo. 

Agromandala es una iniciativa rural que conecta a la ciudad con este proceso a través de las familias CSA (Communitysupportedagriculture), coagricultoras, quienes acceden semanalmente a una canasta de productos agrodiversos bajo un modelo de suscripción, y quienes se vinculan directamente con los productores, sus saberes y relaciones profundas con la tierra. 

Aprendizaje CSA 

Aprendizaje CSA 

 

Agromandala hace posible que las personas pasen de ser consumidoras a ser partícipes de lo que quieren, aprenden y descubren de sus alimentos; asimismo, intervienen en la toma de decisiones sobre el uso del territorio agrícola de la región. Así conocemos esa casa de todos y todas, así entramos en sintonía con la vida, así nos vinculamos y actuamos para cuidar todo lo vivo, para hacer que prospere la vida.  

Episodio #2 de MujeresQueInspiranSerRestauradora de la Sintonía de la Vida. Enlace:

Conoce más de Agromandala y su modelo de agricultura en sus redes sociales. 

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HistoriasEditorialAgroecologíaAgromandalaIsabel CadavidRegeneraciónDesarrollo territorialClase mediaCapitalismo conscienteCultura regenerativa
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