Adaptarse para el futuro

«La filantropía murió y la responsabilidad social de las empresas ya no es suficiente», escuché decir en una reunión de trabajo y me quedé pensando en eso toda la tarde.

Me tomó unos minutos comprender lo delicado que era. Eso quería decir que muchas organizaciones sociales que se encargan de trabajar por la educación de los niños y jóvenes, la formación rural, la inclusión financiera, las viviendas de calidad y muchos otros temas de cierre de brechas e inclusión estaban en aprietos. ¿Cómo prosperarán ahora?, ¿qué seguirán haciendo?

Empecé a buscar quién me ayudara a resolver esas dudas y recordé a Carolina, una mujer que, gracias a una organización social que se llama Presencia Colombo Suiza, pudo estudiar y ser la primera profesional de su familia. Ella me habló de Juan Felipe Rendón, o Teo, como le gusta que le digan al director, y lo busqué para preguntarle por lo que me inquietaba.

Lo llamé, le dije qué estaba pensando y logré un espacio en la agenda. Tenía solo media hora para hablar con él y quería aprovecharla.

Mientras el taxi me llevaba a su oficina en la sede de Prado centro y pensaba en qué preguntarle, veía cómo de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, los estorninos pasaban frente a la ventana como nubes de aves, tan comunes como desapercibidas; pájaros avanzando juntos hacia el mismo lugar. Parecían confiar ciegamente los unos en los otros. Bandadas en coreografías impresionantes en el cielo, acomodando su forma al cambio de dirección en cuestión de segundos. 

Llegué a mi destino y al preguntar por Teo, salió de su oficina con una sonrisa tranquila. Apenas si lo saludé, fui directo al grano:  

- Teo, qué pasó con las organizaciones sociales que nacieron de la filantropía como Presencia Colombo Suiza. ¿Es verdad que este modelo ya no se usa? 

- Las organizaciones que se financiaban de la filantropía, debieron mutar o desaparecieron, me dice. 

- ¿Y qué pasa con la responsabilidad social empresarial, ¿ese modelo todavía funciona?

- Sí, pero muchas empresas crearon sus propias fundaciones; algunas organizaciones sí apoyan esa compensanción, pero la mayoría tiene que generar sus propios recursos y buscar la autosostenibilidad.

Me contó que para que las organizaciones existan en los próximos 40 años, tendrían que aprender a hacer alianzas y aprovechar los consorcios sociales, un nuevo modelo de alianza que el sector privado hace con las organizaciones conocedoras de los territorios donde desean impactar.

Ellos mismos tuvieron que reinventarse y ahora se concentran en presentar proyectos y licitaciones con el Estado, al que ven como el gran apalancador del sector social. También trabajan con empresas que ven como unas «socias poderosas».

Nos estamos preparando para este escenario del futuro porque quien no lo haga, desaparece, concluyó mientras se despedía afanado para conectarse a tiempo a una nueva reunión.

Me quedé resumiendo mentalmente todo lo que me había dicho. Cuando Presencia nació dependía de la filantropía, se adaptó al cambio y por eso hoy sigue vigente. Como los pájaros que vi antes de la entrevista, si esta organización no se hubiera adaptado a los cambios del viento, ni ella, ni los miles de niños y jóvenes que forman, podrían volar hacia el futuro.